De Gamarra a los malls del Perú: cómo tiendas Cicibet conquistó el mercado infantil | VIDEO
Cicibet Yolanda Silva, fundadora y gerente general de Tiendas Cicibet, nos contó cómo pasó de ser vendedora en Gamarra a liderar una reconocida marca de ropa infantil presente en los principales centros comerciales del país. Su historia es un ejemplo de esfuerzo, visión empresarial y perseverancia.
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Empresa: Tiendas Cicibet / Código de asociado CCL: 010764.1
Sandi Narciso
snarciso@camaralima.org.pe
Con determinación, visión comercial y una necesidad convertida en impulso, Cicibet Yolanda Silva fundó Cicibet, una marca especializada en ropa para bebés y niños que hoy destaca con sus tiendas en los principales centros comerciales de Lima. Su historia, forjada en el corazón del Emporio de Gamarra y fortalecida en el Centro de Lima, refleja el espíritu resiliente del emprendedor peruano: aquel que no se rinde ante los cambios del mercado, los retos financieros ni las crisis políticas. Con más de 30 años de trayectoria, esta empresaria ha aprendido a moverse entre la venta directa, la confección propia y la búsqueda constante de innovación en diseño y calidad.
En entrevista con CCL Conectados, la fundadora y gerente general de Cicibet repasa sus inicios, revela cómo logró superar momentos críticos, reflexiona sobre el valor del equipo humano y comparte su mirada prudente sobre el futuro del negocio. Con un enfoque claro y realista, Cicibet Yolanda Silva demuestra que los grandes logros se construyen paso a paso, con constancia, pasión y un propósito firme: ofrecer productos diferenciados que conecten con las familias peruanas.
— ¿A qué se dedicaba antes de crear la marca Cicibet?
Provengo de una familia de comerciantes; mi madre también era comercializadora, pero se dedicaba a vender ropa de caballeros. Mi experiencia, en cambio, se fue formando de manera práctica en el rubro de ropa para niños. Observé que ese tipo de producto se podía comercializar con mayor rapidez, y así nació tanto la experiencia como el deseo de tener mi propio negocio, al que luego llamé Cicibet.
— ¿Y su negocio empezó en Gamarra?
Sí, empecé en el Emporio de Gamarra entre los años 1992 y 1993. Luego migré al Centro de Lima, y en 1995 o 1996 regresé a Gamarra, cuando compré una tienda en la galería El Rey.
— ¿Quiénes se involucraron inicialmente en el negocio?
Inicialmente, comencé junto a mi esposo. Con él formamos el negocio y nos encargamos del área de confección. Luego, continué sola con el emprendimiento.
— ¿Qué la motivó a fundar la marca?
Me motivó el deseo de ver cómo otras empresas lograban salir adelante con sus propios negocios. Creo que, en parte, fue también una necesidad económica. Ya tenía dos hijos y debía velar por su bienestar. Quería que estudiaran en buenos colegios y que tuviéramos una economía estable. Al dedicarme a la comercialización y confección, vi que podía lograrlo. Así fui creciendo poco a poco, y una cosa me fue llevando a la otra.

— ¿Cómo identificó inicialmente la oportunidad en el mercado de productos para niños?
Mis padres se dedicaban a la venta de ropa para varones, especialmente pantalones para caballeros, en diversas telas y tallas. Mi padre tenía una clientela fija e incluso ofrecía tallas grandes para personas con sobrepeso. Sin embargo, la galería donde trabajaba con mi mamá, era nueva y las ventas eran bajas. Entonces, le propuse a mi madre: 'Hay que vender productos para niños, se venden más rápido'.
Esa idea ya la tenía en mente, pues cuando acompañaba a mis tías a vender en sus stands, veía cómo los viernes y sábados se llenaban de clientas buscando ropa para niños, ajuares, ropa de bautizo y artículos para baby shower. Así fue como decidí cambiar de línea, y realmente funcionó. En ese proceso adquirí experiencia como comercializadora y compradora, ya que en ese momento aún no confeccionaba, solo me dedicaba a la venta.
— ¿Y cuándo decidió comenzar a confeccionar?
Fue cuando un proveedor se volvió "engreído" y dejó de atendernos. Decíamos: 'Qué barbaridad, ¿por qué no nos atiende?'. Entonces pensé: 'Esto no debe ser tan difícil de hacer, habrá que intentarlo'. Yo ya tenía contacto con algunos proveedores, siempre he sido muy preguntona y escuchaba mucho. Además, conocía personas que estampaban, confeccionaban y ofrecían servicios. Así fue como empecé: primero solicitando servicios externos.
Luego decidí comprar tela y hacer mis propios cortes. Así comencé a confeccionar, arriesgándome. Me equivoqué muchas veces. Por ejemplo, las mangas tienen una forma específica de corte y yo las hacía mal. O en el caso de los bodies: al estamparlos con mucho químico, la parte delantera de la tela se encoge, pero la trasera no, y terminaban quedando muy angostos. Aun así, tenía que usar mi habilidad para vender, porque si no, me quedaba con el producto.

— ¿Se fue capacitando con el tiempo y perfeccionando hasta lograr exportar?
Recuerdo que entre 1997 y 1998 ya tenía mi tienda en la galería El Rey. En ese tiempo llegó un cliente venezolano que me dijo: 'Voy a llevar estas muestras'. Me citó en el lugar donde se hospedaba, en Miraflores, y me encargó: 'Cuando regrese, quiero que me prepares este y este producto'. Y, efectivamente, tal como lo prometió, regresó. Entonces le pregunté: '¿Cómo hago para exportar? No sé cómo hacerlo'. Una cosa llevó a la otra, y así llegué a Prompex, que en ese entonces era la entidad encargada de promover las exportaciones. El señor me dijo: 'Vaya a Prompex, allí la van a orientar'. Cuando fui, me indicaron que debía estar formalmente constituida como empresa. Y como ya había registrado mi empresa en 1997, me recomendaron recibir capacitaciones.
Tomé todas las capacitaciones que ofrecían y empecé a participar en todas las ruedas de negocio. Donde había una, ahí iba yo, y siempre lograba captar algún cliente. Así fue como comencé a exportar.

— En el camino siempre aparecen obstáculos. ¿Qué dificultades encontró para consolidar la empresa?
El principal obstáculo fue el financiero. A medida que uno va creciendo, necesita invertir. Por ejemplo, si alquilas una tienda, tienes que equiparla, decorarla, y todo eso representa una inversión.
En ese entonces, no contábamos con una buena calificación bancaria ni con una línea de crédito, por lo que no éramos sujetos de crédito. Por eso recurrí al apoyo de amistades, lo que me permitió seguir avanzando hasta que, finalmente, logramos obtener una línea de crédito en el banco.
— ¿Cuándo vio los frutos de tantos años de esfuerzo?
Fue entre 1998 y 1999, cuando empezaron a llegar nuevos clientes. Recuerdo que participé en una rueda de negocios en Venezuela y me llevé la sorpresa de que el señor, de nacionalidad venezolana, que me compraba los productos, en realidad se los revendía al cliente final, que era una empresa grande. En esa misma rueda, ese cliente final se me acercó y me dijo: 'Quiero conversar contigo', y desde entonces comenzó a hacerme los pedidos directamente. Así, un pedido de 20 mil dólares pasó a ser de 100 mil. ¡Fue increíble!
En esa misma oportunidad, también conseguí un cliente en Chile que quería que produjéramos toda la línea de Disney. Comenzamos a desarrollarla y empecé a exportar con mucha fuerza. Trabajábamos de lunes a domingo, día y noche, porque teníamos que cumplir con los pedidos. Así fue como empezó el verdadero crecimiento de la marca.
— ¿Algún momento crítico en todo este camino?
Claro, por supuesto. En el 2010, lo tengo muy presente, ambos clientes (el de Chile y Venezuela) se fueron por diferentes razones.
El cliente chileno, por los volúmenes que compraba, cada vez exigía mejores precios. Pero luego conoció el mercado chino, decidió probar con proveedores de China y dejó de comprarnos por completo. Antes nos pedía volúmenes de hasta 40 mil prendas, pero luego ya no compró nada.
En el caso de Venezuela, la situación del país se fue tornando cada vez más complicada por la crisis. Recuerdo que el banco incluso me recomendó no trabajar más con Venezuela porque lo consideraban un “país rojo”. Eso también afectó mucho nuestra producción, que se redujo drásticamente.
Afortunadamente, siempre mantuvimos las tiendas en el Cercado de Lima y La Victoria. Así que tuve que retomarlas, ya que en algún momento las había descuidado. Comencé nuevamente a buscar clientes, y fue así como conocí a la Comunidad Andina, que organizaba ferias. Empecé a participar en ellas, y gracias a eso conseguimos nuevos clientes que hasta hoy siguen con nosotros, especialmente desde Ecuador.

— ¿Y cómo logró fidelizar a sus clientes entonces?
En el caso del extranjero, creo que fue gracias a nuestra capacidad para desarrollar diseños exclusivos que ellos mismos nos solicitaban. Contamos con un equipo de diseño sólido, con el cual desarrollábamos los productos de acuerdo con sus requerimientos.
En el caso de Lima o del mercado peruano en general, también ha sido clave ofrecer productos exclusivos y, sobre todo, mantener siempre la calidad. Nuestros clientes dicen: 'Aquí encuentro productos diferentes, colores distintos, y una calidad inigualable'. Y justamente eso es lo que más cuidamos: la calidad.
— ¿Y cuándo comienza la expansión a centros comerciales?
Nuestra aventura comienza en Minka, entre los años 2009 y 2010, si no me equivoco. No recuerdo con exactitud si ellos nos buscaron o si nosotros los buscamos, pero empezamos a negociar con —en ese entonces— Grupo Centenario, que ahora es Parque Arauco. Con ellos iniciamos la colaboración y nos asignaron una tienda en Minka del Callao.
En Minka estuvimos como gitanos: pasamos de una tienda de 80 o 90 metros cuadrados a otra de 30, y finalmente nos ubicaron en una de 50 metros. Y ahí seguimos. La situación es difícil; creo que todo el sector textil lo está, por la competencia que existe. Pero eso también nos impulsó a seguir insistiendo, y se nos presentó la oportunidad en Plaza Norte, donde fueron ellos quienes nos buscaron.
Plaza Norte, que pertenece al Grupo Wong, luego nos invitó a participar en Mall del Sur. También se nos presentó la oportunidad de ingresar a MegaPlaza, donde actualmente seguimos presentes.

— La tienda Cicibet se encuentra en centros comerciales, ¿pero sigue manteniendo sus tiendas en el Centro de Lima?
Sí, en el Centro de Lima tenemos clientes muy fidelizados. A veces me pregunto: '¿Cómo es que vendemos ahí?', porque cuando yo voy, no llega ningún cliente. Sin embargo, se vende.
Ahora lo estamos promocionando como un outlet, canalizando todos los productos hacia esa tienda. También ofrecemos moda, pero a precios mucho más económicos.
Ofrecemos productos que no se encuentran en las tiendas de Minka. Ahí los pueden encontrar a precios muy atractivos. Y en el caso de Gamarra, también mantenemos una tienda, y nos va muy bien con ella.

— ¿Qué planes tienen a futuro?
Bueno, estamos en un año preelectoral, por lo que somos muy cautelosos. Estamos esperando qué se viene para evaluar una posible expansión. Antes de la pandemia teníamos algunos planes, pero después de lo vivido, preferimos actuar con más prudencia.
Todo afecta de alguna u otra manera. Por ahora, nuestro objetivo es mantenernos y esperar que las cosas se estabilicen.
— Cicibet, el equipo humano de cada empresa es sumamente importante. ¿Qué nos podrías comentar al respecto? ¿Y qué reflexión podrías compartir con otros emprendedores y empresarios peruanos?
El equipo humano es fundamental, porque sola no podría lograr nada. Necesito contar con un equipo. Pero siempre he dicho que ese equipo debe pensar de forma alineada. Sé que todos somos diversos y únicos, pero si he podido alcanzar muchos objetivos, es porque trabajo con personas que no se conforman con lo mínimo. Más allá de los títulos o profesiones que tengan, deben ser proactivos, dinámicos, creativos. Y, sobre todo, vivimos en una era donde la creatividad es clave. Eso es lo esencial.
Hay que ser todoterreno. Siempre lo digo, y ahora que trabajo con ingenieros y profesionales, me reafirmo: si ese señor lo puede hacer, si ese país lo puede hacer, si esa marca lo puede hacer, ¿por qué nosotros no? Solo hay que encontrar la fórmula.
— Y finalmente, Cicibet, quisiera preguntarte: ¿qué aporta la Cámara de Comercio de Lima a tu empresa?
Esta entrevista aporta muchísimo. El hecho de que se pueda difundir mi historia, que más personas conozcan mi empresa, y que emprendedores como yo —que nacimos de una necesidad— puedan encontrar inspiración para seguir adelante con nuevas versiones de sí mismos, es muy valioso. Eso es muy importante. También valoro las capacitaciones que brindan. A veces podemos tomarlas y otras no, pero siempre están ahí, disponibles.
¿Dónde están ubicadas las tiendas Cicibet?
A continuación, te presentamos los puntos de venta de Cicibet, la tienda peruana especializada en moda para bebés y niños:
— Página web oficial: AQUÍ.
— Galería Central – Cercado de Lima
Jr. Ayacucho 361, tienda 304 – Galería Central – Cercado de Lima
— La Victoria
Jr. Antonio Bazo N.º 773 – La Victoria
— Galería El Rey – La Victoria
Galería El Rey, Interior 153/D – La Victoria
— Minka – Callao
Av. Argentina N.º 3093, Pabellón 3, Galería 1, Local L360 – Callao
— Mall del Sur – San Juan de Miraflores
Av. Los Lirios N.º 301, 3er Nivel – San Juan de Miraflores
— Plaza Norte – Independencia
Av. Alfredo Mendiola N.º 1400, 2do Nivel – Independencia
— MegaPlaza – Independencia
Av. Alfredo Mendiola N.º 3093, 2do Nivel – Independencia
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