La migraña es una de las afecciones neurológicas más comunes e incapacitantes en el mundo, afectando a millones de personas. Este tipo de dolor de cabeza intenso y pulsátil, que generalmente se localiza en un lado de la cabeza, suele estar acompañado de síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz (fotofobia) y al sonido (sonofobia). La neuróloga Meylin Hidalgo, de la Clínica Ricardo Palma, explica que este trastorno no solo impacta la salud física, sino también la calidad de vida de quienes lo padecen.

La migraña puede tener causas genéticas, ambientales y neurológicas. Entre los desencadenantes más comunes destacan el estrés, la falta de sueño, ciertos alimentos como el chocolate y el queso, cambios hormonales, y factores ambientales como luces brillantes o ruidos fuertes. Según la doctora Hidalgo, las mujeres son más propensas a sufrir migrañas debido a factores hormonales, especialmente durante la menstruación.

“Los síntomas característicos incluyen dolor pulsátil a un lado de la cabeza, náuseas, mareos y a veces aura visual, como luces centelleantes o puntos ciegos. Estos episodios pueden ser incapacitantes para muchos pacientes, lo que resalta la importancia de un diagnóstico y tratamiento adecuados”, señala la especialista de la Clínica Ricardo Palma.

¿Cómo se diagnostica la migraña?

El diagnóstico de la migraña se basa principalmente en la historia clínica del paciente, donde se evalúan los síntomas, su frecuencia y duración. “Además, un examen neurológico permite descartar otras causas del dolor de cabeza”, explica la doctora Hidalgo. En algunos casos, es necesario realizar pruebas de imagen como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas para confirmar el diagnóstico y garantizar que no existan otras afecciones subyacentes.

Estrategias efectivas para prevenir la migraña

Prevenir las migrañas es posible mediante el seguimiento de hábitos saludables y la identificación de los desencadenantes individuales. Entre las principales medidas preventivas se incluyen:

— Evitar los factores desencadenantes como ciertos alimentos o situaciones estresantes.

— Mantener horarios regulares de sueño y alimentación.

— Hacer ejercicio regularmente para mejorar la salud general.

— Consultar a un médico sobre medicamentos preventivos, en caso de ser necesario.

Estas estrategias pueden marcar una gran diferencia en la frecuencia y severidad de las crisis.

Opciones de tratamiento

El tratamiento de la migraña se divide en dos enfoques: el alivio de los ataques agudos y la prevención de futuros episodios. Para controlar el dolor durante una crisis, se pueden emplear analgésicos comunes como ibuprofeno o paracetamol, así como medicamentos específicos como los triptanes, reconocidos por su alta eficacia.

En cuanto a la prevención, los médicos suelen recetar betabloqueantes, anticonvulsivantes o antidepresivos, dependiendo del perfil del paciente y la gravedad de sus episodios. Sin embargo, no todas las personas necesitan medicamentos a largo plazo. En muchos casos, los cambios en el estilo de vida son suficientes para manejar los síntomas.

La importancia del apoyo médico

“La migraña no debe ser vista como una condición sin solución. Con el tratamiento adecuado y un enfoque personalizado, muchas personas pueden llevar una vida activa y satisfactoria”, enfatiza la doctora Hidalgo. Es crucial que los pacientes busquen atención médica temprana para explorar todas las opciones disponibles y aprender a gestionar esta condición de forma efectiva.

Aunque la migraña puede ser incapacitante, entender sus causas, identificar los desencadenantes y seguir un plan de tratamiento adecuado puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de quienes la padecen. Consultar con un especialista y adoptar medidas preventivas son pasos clave para minimizar el impacto de esta afección.