Mónica Reátegui Portella tiene clara su fascinación por los animales. Le gustan todos y de cualquier tipo, en especial los perros. A estos solía pasearlos como pasatiempo y luego como una forma de ganar dinero extra, hasta que los gatos llegaron a su vida y lo cambiaron todo. Así, hace 4 años fundó Nana Cats, una de las guarderías de gatos más conocidas de Lima.

Pero, ¿Qué la hizo caer rendida ante los felinos? “Son seres espirituales y muy especiales. A diferencia de los perros, ellos eligen si te quieren o no. Pienso que hay que tener un don para cuidarlos, y cuando me di cuenta de que yo lo tenía, decidí enfocarme en ellos”, señala Mónica.

Aprendizaje continuo

Los inicios de Nana Cats se remontan a abril de 2018, cuando nada hacía presagiar la llegada de una pandemia mundial. Mónica y su hijo Eneko Artziniega Reátegui, decidieron adaptar su casa a la vida ‘salvaje’ de los gatos domésticos: pequeñas casitas que parecían cuevas, muchos juguetes, rascadores y un jardín donde explorar nuevas sensaciones.

Empezar con cuatro gatos hicieron las cosas, en un principio, fácil, pero el verdadero reto llegaría con la pandemia. En pleno 2020, los clientes disminuyeron, pero, al mismo tiempo, aumentaron los abandonos de gatas preñadas y gatitos pequeños. Una ONG contactó entonces a Mónica y le pidieron cuidar a unos 30 gatitos bebés. “Fue complicado, pero lo hicimos bien y fue una experiencia que me enriqueció mucho”, añade.

Nueva casa, nuevos aires

Para el 2020, con un nombre más conocido, Nana Cats empezó a recibir tantos gatos que la casa les quedó pequeña. “Entonces Eneko y yo apostamos por el negocio. Fuimos al banco, pedimos un préstamo y alquilamos una casa que convertimos en poco tiempo en un Disney para gatos”, cuenta Mónica.

En Nana Cats, todos los días son agitados y fuertes: a las 5:30 am. Se alimenta a los gatos por primera vez, se les cambia la fuente de agua y se los deja andar un rato. A las 8:30 am. Inicia la limpieza general, siempre por turnos, y por la tarde, a las 5:30 pm. Nuevamente se les da otra ración de comida y agua. El día para los felinos termina a las 7pm u 8 pm. “Todos, sin excepción, se van a la cama quieran o no. Ellos saben que aquí no pueden hacer lo que quieran, se educan”, añade Mónica.

Seres especiales

Cuidar un gato no es fácil, más bien es un reto que, con el tiempo, se convierte en una fascinación. Los felinos tardan de 3 a 4 días en adaptarse. Y llegar a su corazón toma algo de tiempo: “con el tiempo he aprendido a cómo hacer contacto visual con ellos, a saber cómo tratar a los más juguetones, a los rebeldes o antisociales. Es increíble cómo pueden adaptarse”, señala la dueña de Nana Cats.

Mónica también hace hincapié en que parte de la misión de Nana Cats es enseñarles a las personas que los gatos son seres increíbles y desmitificar muchas creencias, alrededor de ellos que los califican de ‘poco leales o agresivos’. Por ello, en las redes sociales día a día brindan información sobre los felinos y la mejor forma de cuidarlos.

¡Nuevos planes!

Nana Cats aspira mucho más que ser solo una guardería gatuna. Actualmente, Mónica está estudiando para auxiliar de veterinaria con el deseo de –algún día- convertir a Nana Cats en una veterinaria – guardería para felinos.

Eneko, por su parte, como responsable de la productividad de Nana Cats, busca que el servicio que ofrecen sea cada vez más eficiente. “Cada día buscamos implementar pequeñas cosas que nos ayuden a ser más rápidos, precisos y buenos en nuestro servicio”, agrega Eneko.

Pero lo más importante para ambos es que Nana Cats siempre será una guardería personalizada. “Cuidamos a los gatos como si fueran nuestros”, finaliza Mónica.

Para conocer más sobre Nana Cats, visítalos en: https://nana-cats.com/