Pastelería San Martín: conoce el turrón de Doña Pepa más antiguo de Lima
Reproducir:
Empresa: Pastelería San Martín. Código: 0.000002
Camila Calderón
Corría el año 1930 y el Centro de Lima era un lugar donde vivía la mayor parte de la sociedad limeña. Sin embargo, no había muchas zonas donde comer, más que el famoso hotel Bolívar y, por supuesto, la Pastelería San Martín. La misma que hoy, 92 años después, sigue siendo la líder indiscutible de los turrones capitalinos.
El equipo de Pastelería San Martín
“De hecho, nuestro turrón mantiene la receta original, ideada por mi suegro en sus inicios. Nos hemos abocado a mantener la tradición”, señala Amparito de Quintana, quien dirige esta pastelería desde 1998.
Desde los inicios de San Martín, la estrella fue el turrón. Su masa suave, con un ligero gusto a anís y mantequilla, combinado con una miel de frutas y chancaca, ha cautivado paladares durante décadas. Razón por la que hoy en día, en cualquier momento del año, llegan los antiguos clientes junto a sus hijos y nietos. “Y siempre nos cuentan historias lindas que ocurrieron aquí”, añade Amparito.
Turrón todo el año
La bandeja de turrón exhibida en la pastelería.
En San Martín el turrón se vende todo el año, aunque, obviamente, octubre es su mes más explosivo. De hecho, mientras Conectados estaba aquí, la gran bandeja de turrón que se exhibe en las afueras de la pastelería se acababa en poco tiempo, además de las cajas de turrón que salían cada tanto.
“Gracias a Dios nos va bien, incluso luego de la pandemia. En ese tiempo solo paramos 3 meses, después continuamos con igual o más acogida que antes. Yo creo que se lo debemos a la originalidad de nuestro producto y a la calidez del equipo”, explica Amparito.
Por cierto, el turrón de San Martín es tan rico como resistente. Tal como nos cuenta Amparito “puede durar hasta 6 meses en la congeladora y mantiene su sabor”.
Más sabores de antaño
Además del turrón, en pastelería San Martín se ofrecen otros productos –con la misma receta de antaño- que son tan solicitados e históricos como su turrón. Por ejemplo, el alfajor relleno de manjar de chirimoya o el pan dulce que “solo lo puedes conseguir aquí”.
El legado continúa
Aunque las hijas de Amparito tienen sus propios trabajos, ella no descarta que en el futuro puedan tomar las riendas del negocio familiar. Si ha llevado la batuta durante 92 años, bien podrían llegar al centenario sin problemas. Incluso, no se resisten a la idea de abrir una sucursal.
Lo que sí es seguro es que “este negocio tiene que continuar. Nuestros clientes confían en nosotros y en nuestros productos”, sostiene Amparito.
ESTUDIOS
EMPRESA
EXPERIENCIA LABORAL