La gastronomía arequipeña es ampliamente destacada tanto por su amplia cocina como por sus postres, chocolates y helados. Uno de los más conocidos es el queso helado, una preparación que se remonta a la época colonial y que jamás falta en el día a día de los arequipeños.

Contrario a lo que se piensa, el queso helado no lleva queso. Se lo llama así por su apariencia cremosa y su color blancuzco. Este postre está hecho a base de leche de vaca, con un proceso de mezcla y enfriamiento, que le da esa textura.

Con el tiempo, al tradicional queso helado se le ha añadido otros ingredientes como café, pisco, whisky y frutas de otros sabores.

¿Cuál es el origen del queso helado?

Su historia se remonta a la llegada de los españoles al Perú en el siglo XVI. Ellos introdujeron animales como las vacas, de donde se empezó a producir la leche y el queso. Esto sobre todo en las localidades arequipeñas de Pampacolca, Viraco y Chuquibamba.

El famoso Convento de Santa Catalina fue uno de los primeros lugares donde se preparó el Queso helado. Las hermanas del convento llegaron al país con una amplia cantidad de recetas muy agradables para la época. En un primer momento, el queso helado era solo para las familias de alcurnia.

¿En qué consiste el Queso helado?

Antiguamente se elaboraba de la siguiente manera: sobre un barril de madera lleno de hielo, colocaban un depósito de metal y congelaban la leche. Esta quedaba impregnada en las paredes de la fuente, formando capas que, al momento de servirlas, tenían la apariencia del queso blanco. De allí el nombre de este postre.

Actualmente, el queso helado se disfruta en todos los rincones de Arequipa, tanto a los ciudadanos como a los turistas. Y, sin duda, se ha convertido en el postre bandera de la ciudad blanca.