Hace apenas un año, el restaurante 52MX abrió sus puertas en la tradicional residencial San Felipe, en Jesús María, con una promesa clara: posicionar la cocina mexicana real en la escena gastronómica peruana. Desde entonces, el proyecto liderado por el chef Cristian Ruiz ha logrado instalarse en el radar de los comensales limeños con una propuesta atrevida, consciente y sin atajos.

“Mi cocina es el resultado de un recorrido: un mexicano que viajó, aprendió y regresó con más sabores en la cabeza. Busco que cada bocado tenga patria, que te recuerde a México, pero desde un México cosmopolita y actual”, señala Ruiz. Esta mirada moderna se traduce en una carta con identidad, donde los platos no solo respetan la tradición, sino que se adaptan a diversos tipos de alimentación. En 52MX, celíacos, veganos y vegetarianos también tienen cabida, sin sacrificar sabor.

Cocina mexicana auténtica: sin atajos y desde la raíz

Para el chef, el respeto a la cocina comienza desde los fundamentos. En 52MX no hay lugar para atajos ni simplificaciones. “El restaurante nace con el compromiso de hacer las cosas bien. Si vas a ofrecer cocina mexicana, tiene que ser de verdad. Aquí no hay atajos: nixtamalizamos nuestro maíz y hacemos nuestras propias tortillas todos los días. El sabor empieza desde la raíz”, afirma el chef, quien también se ha propuesto un objetivo ambicioso: “Tenemos un propósito claro: llegar a tener la mejor tortilla con un maíz andino y que todo el Perú tenga opción de comer tortilla, y así también hacer una tradición como otras grandes cocinas se han quedado en el Perú”.

El concepto que impulsa la propuesta se resume en lo que el chef denomina una “cocina mexicana, pero cool”. Esa mezcla de sabores potentes, técnicas tradicionales e innovación busca romper con los estereotipos que aún rodean a esta gastronomía fuera de su país de origen.

Superar prejuicios: del escepticismo al restaurante lleno

Cristian Ruiz no es nuevo en el mundo gastronómico. Con más de 20 años de experiencia en cocinas de ciudades como Buenos Aires, Nueva York, Los Ángeles, Lima y Santiago, el chef reconoce que abrir su propio restaurante fue un proceso de maduración. “Perseguí por mucho tiempo, como todo cocinero que tiene ideas nuevas, que alguien llegara con el negocio de mi vida, que me pusiera el restaurante de mis sueños… pero ese momento no llegó”, comenta. La clave fue la resiliencia y el respaldo de socios con quienes compartía una misma visión: “52MX es mi sueño hecho realidad, pero también un compromiso”.

En ese camino no faltaron las dudas ni los comentarios desalentadores. “Por mucho tiempo recibí comentarios que me hicieron dudar y de no pretender hacer cocina mexicana en Perú, ya que solamente es conocida la tex-mex y las marcas americanas. Me decían que no se podía, que no existía algo así en Lima”, recuerda. Hoy, con el restaurante lleno y el reconocimiento de los clientes, Ruiz encuentra la confirmación de que valió la pena insistir: “Ver a los comensales regresar, que los medios nos busquen y que los clientes digan que llegamos a los sabores como México… eso me confirma que todo valió la pena”.

El chef también pone en valor el trabajo colectivo. “El alma de 52MX no solo está en los sabores, sino en el equipo que lo acompaña. Valoro la paciencia, la pasión y el profesionalismo. A la vieja escuela. Porque el éxito no es solo del chef; es de todos los que se acomodan a los ideales y suman. Me importa que mi equipo esté bien, que trabaje en un restaurante donde puedan desarrollar su talento y así podemos demostrar nuestra pasión en este oficio que se le entrega tanto tiempo”.

Con un primer año marcado por la adaptación, el esfuerzo constante y el reconocimiento orgánico, 52MX se proyecta a nuevas cartas, colaboraciones y retos. Todo con una premisa clara: hacer de la cocina mexicana un hábito en Lima, y no una excepción. Porque la tradición también puede ser moderna, y lo auténtico no está reñido con la evolución.

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