• Life & Safety: La evacuación entre lo utópico y lo real, según Ana Aguilar de WSP Perú

    En el caso de Perú, la falta de un grado aceptable, en términos de cultura de seguridad, nos ubica en una situación vulnerable ante posibles eventos de emergencia.


    Hay que tomar consciencia de un mayor grado de cultura de seguridad en evacuación como individuos, desde muy temprana edad. (Foto: Shutterstock).
    17 de octubre del 2024
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    Sandi Narciso

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    Los eventos inesperados, ocasionados por algún tipo de emergencia, que ameriten la acción de evacuar un edificio, generan una reacción incierta en la conducta humana. Según el grado de cultura de seguridad en evacuación de los ocupantes, en determinado tipo de edificación, la respuesta puede ser favorable o desfavorable en tiempos de eficiencia de evacuación. Concebir un grado medio o alto de cultura de seguridad por parte de un individuo o colectivo, junto con una edificación segura en términos de protección contra incendios, sismo resistente u otro evento de emergencia, conforman el pilar fundamental para mitigar accidentes o pérdidas humanas. Asimismo, se habla acerca de los programas de simulación computacional de evacuación, en los que se realizan escenarios en donde los factores mencionados son óptimos o utópicos.

    Además, se logra una conducta humana entrenada, es decir, los ocupantes evacuan de forma idealista, teniendo la consciencia plena de cómo proceder ante una emergencia antes y durante la evacuación; así como el conocimiento o la familiaridad con la edificación. Pero ¿qué sucede cuando el individuo o colectivo carece de un grado aceptable de cultura de seguridad en evacuación? ¿se puede exigir algo que no se posee? ¿se podrían optimizar los tiempos de evacuación mediante el incremento del grado de cultura de seguridad en evacuación? El presente artículo de Ana Aguilar, arquitecta del sector Property & Buildings de WSP en Perú, busca reflexionar sobre cómo la conducta humana puede ser influenciada, incrementando el grado de cultura de seguridad en evacuación mediante el modelo de simulación computacional como un símil de reflexión.

    Cultura de seguridad: Una luz al final del túnel 

    Por un lado, el término ‘conducta’ proviene de la palabra latín conductus que significa “guiado” o “dirigido”. Por otro lado, el término ‘cultura de seguridad’ aparece por primera vez en 1987 con el Desastre en Planta nuclear Chernóbil. Desde entonces se han desarrollado varias definiciones, y una de ellas es un conjunto de ideas y creencias que todos los miembros de una organización comparten acerca de riesgo, accidentes y mala salud.

    Entonces, ¿cómo se correlacionan ambos conceptos con los eventos de emergencia? Imaginemos que en este momento se produce un evento que amerite la evacuación, pero nos encontramos en una edificación con la cual no estamos familiarizados, pues es la primera vez que la visitamos y nos indican que debemos evacuar el edificio. ¿Sabemos qué conducta adoptar? ¿poseemos conocimiento de protocolos de evacuación? ¿hemos estudiado previamente los peligros o riesgos en la edificación? Si las respuestas fueron negativas, lo más probable es que empecemos a imitar o ser guiados por las acciones y reacciones de los demás ocupantes por inercia. Algunos estudios mencionan que heredamos y transmitimos comportamientos, emociones, creencias y religiones no por elección racional, sino por imitación. Cuando no estamos seguros de cómo actuar ante un estímulo o una situación, tendemos a mirar al colectivo para guiarnos o conscientemente imitarlos.  Esto nos ayuda a comprender el importante rol que desempeña cada individuo durante un evento de emergencia y cómo el ser consciente de una cultura de seguridad puede orientar a las demás personas.  

    Se debe promover una cultura de seguridad para prevenir riesgos, proteger a las personas y asegurar la continuidad de las operaciones en cualquier entorno. (Foto: Freepik).

    En el caso de Perú, la falta de un grado aceptable, en términos de cultura de seguridad, nos ubica en una situación vulnerable ante posibles eventos de emergencia. La falta de un plan nacional de concientización y puesta en marcha desde la educación temprana (muy aparte de los simulacros nacionales ante emergencias establecidos por INDECI) hace que continuemos con cifras desalentadoras debido a la poca preparación que aún tenemos para actuar frente a desastres, como terremotos. Según la encuesta de IPSOS (2021), apenas un 24% de peruanos conoce las zonas seguras de su casa, y el 12% cuenta con una mochila de emergencia. 

    Simulación computacional: Lo utópico como introspección 

    La necesidad de utilizar programas de simulación en diversos campos de las ciencias, en este caso concreto la de evacuación, cobran cada vez más relevancia en temas sobre avances tecnológicos, predicción de posibles escenarios, ahorro de dinero en la elaboración de ensayos o simulacros reales. Uno de los programas más conocidos, como Pathfinder, se basa en un grupo de algoritmos que desplazan a los individuos desde un punto de inicio hasta su destino, mediante un análisis paramétrico de factores que influyen en los tiempos. De hecho, muchas simulaciones toman como referencia ratios de tiempos estándares establecidos por manuales internacionales, sin evaluar con mayor juicio las diferencias que puedan existir con respecto a nuestro país. Por ejemplo, uno de los factores más críticos, en resultado de tiempos de evacuación, es la velocidad de marcha, que tiene mucha correlación con el tiempo que un individuo demora en reaccionar antes y durante la evacuación. Y otra vez, se asume que los individuos tienen total familiaridad de cómo actuar ante una emergencia.  

    ¿Qué pasaría si a este aparente “problema” lo convertimos en una oportunidad de reflexión? Diríamos que existe nuevamente la correlación entre saber cómo actuar y la obtención de resultados óptimos con relación a tiempos de evacuación. 

    Conociendo la cultura de seguridad de Chile 

    Chile, uno de los países más sísmicos, ha tenido la difícil tarea de tomar medidas sobre preparar y capacitar a sus ciudadanos en temas de prevención, organización de alerta temprana y ayuda de servicios básicos luego de un desastre. Podría decirse que, a raíz de la constante exposición de vulnerabilidad, una mejor cultura de seguridad se ha desarrollado en el pensamiento colectivo.  

    Abordemos el caso de la operación Deyse (Plan Integral de Seguridad Escolar) que se realiza desde 1977, y abarca desde programas de prevención hasta planes y protocolos en evacuación. Según BBC Mundo (2015), el terremoto de magnitud 8.3 en Coquimbo, Chile, ocurrido en 2015, resultó con menos pérdidas en comparación con otros países como Haití y Nepal. Uno de los factores que remarcan es “… los chilenos están acostumbrados a los terremotos (…), desde niños participan en simulacros organizados en colegios y aprenden a mantener la calma y evacuar en orden. Es más seguro y eficaz...”. Esta información resulta importante porque nos ayuda a comprender la correlación entre la organización en temas de seguridad y la evacuación ante emergencias y sus resultados. Además, es válido afirmar que la exposición a movimientos sísmicos constantes ha influenciado de manera positiva a que el colectivo chileno pueda adoptar una mejor conducta con respecto a la cultura de seguridad en evacuación. 

    Plan de Seguridad Escolar Deyse en Chile. (Foto: Colegio Domingo Savio de Chile).

    Reflexiones y mea culpa 

    Es importante conocer y ser conscientes de nuestra realidad, de cómo nos desarrollamos a lo largo del día y analizar nuestras acciones por más simples y cotidianas que aparentemente se muestren, las cuales siempre se pueden optimizar para el beneficio individual o colectivo. Aunque está demás decir que el individuo puede existir si y solo si haya un colectivo, por lo tanto, hablaríamos de lo mismo. 

    Reflexionando: Si pudiéramos tomar consciencia de un mayor grado de cultura de seguridad en evacuación como individuos, desde muy temprana edad, con la ayuda de programas y políticas gubernamentales, siempre y cuando se ponga en práctica durante nuestro día a día, se podría visualizar una pequeña luz al final del túnel; túnel que al fin y al cabo es la sumatoria de conceptos interiorizados por un colectivo que conduce hacia un propósito común. 

    Ana Aguilar, arquitecta del sector Property & Buildings de WSP Perú. (Foto: Difusión).
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