Empresa: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. Código: 0.0111235
En una época en que las mujeres han conquistado derechos y han ganado poder de decisión, aún la violencia de género se plantea como un gran desafío. Solo entre enero y agosto de este año se han registrado 105 mil casos de violencia y los feminicidios continúan engrosando las estadísticas.
En palabras de Liz Meléndez, directora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, hoy en día la violencia es incluso más cruel, directa y explícita debido a lo ‘amenazado’ que se siente un sector de la población que no quiere ceder el poder hacia la igualdad.
Sobre ello y más, nos habla Liz en la siguiente entrevista:
Durante la pandemia se dispararon los casos de violencia contra las mujeres. Ahora, en esta nueva normalidad ¿cómo ves el panorama actual?
Lo que sucedió durante la pandemia es que incrementó la intensidad de la violencia, pues recordemos que cuando hablamos de violencia en la pareja siempre nos referimos a un incremento, ya que es algo que no sucede de la noche a la mañana. Actualmente, continuamos arrastrándolo. Nos estamos enfrentando a una violencia cada vez más cruel, directa y explícita. Eso se relaciona directamente con el aumento de los feminicidios en el último año.
¿Por qué la violencia es más cruel en un momento en que la mujer tiene un rol más activo en la sociedad?
Una de las teorías que se maneja tiene que ver con ello. Esta crueldad es la respuesta por parte del patriarcado (el sistema de dominación de los hombres) hacia esos cambios que están impulsando las mujeres. La violencia funciona como un mecanismo de control, como esa resistencia a perder el poder.
¿Las normas que actualmente protegen a las mujeres están funcionando?
Las normas que tenemos no son malas. La gente suele pensar que necesitamos penas más severas, pero no es así. Lo que sí necesitamos es que se aplique la legislación existente y que no se permita la impunidad. Lo que importa es cómo se implementa la ley.
¿Qué se necesita realmente para combatir la violencia contra las mujeres?
Para combatir la violencia se debe cambiar la discriminación estructural en la que vivimos, un modelo de dominación patriarcal. Sin embargo, cambiar esto toma tiempo. Y todo lo que sea a largo plazo no es popular. Por eso, las feministas no somos populares y no llamamos la atención.
Pero si miramos décadas atrás realmente hemos avanzado…
Por supuesto. Terminamos con esa discriminación grosera que fue la prohibición a votar o a estudiar. Sin embargo, en el escenario actual hay un riesgo de retroceder en lo normativo lo poco o mucho que hemos avanzado. Lo digo porque en el Perú está calando un pensamiento de oposición que está impactando las políticas públicas, por ejemplo, hace unos años se cambió el nombre de comisaría de mujeres a comisaría de familia; también se quiere cambiar el nombre de Ministerio de la Mujer por el de Ministerio de familia.
¿Qué se quiere conseguir con esto?
Desvirtuar el papel de lucha de la mujer. El intento de negar la violencia de género como específica es uno de los grandes desafíos que enfrentamos actualmente.
Actualmente, muchas personas señalan a la “feminazi” como esa mujer radical que quiere lucha contra el hombre. ¿Cómo perjudica esto a la lucha contra la violencia?
Afecta muchísimo porque estos discursos están creciendo y calando en las personas, sobre todo en quienes deciden las políticas. Esto puede plantear un retroceso en las normas. Para dar un ejemplo: estoy segura que este 25 de noviembre saldrá un grupo de hombres a decir que también sufren violencia, y sí, nadie lo niega, pero no debemos olvidar que las mujeres han sufrido esto por años y debido a una discriminación cultural.
¿Qué crees que hace falta que los hombres comprendan?
Que la violencia de género es un problema que afecta a todas las mujeres y que todos somos parte del problema. Estos sectores reacios al cambio generan una especie de guerra entre sexos y hacen creer que son las mujeres o ‘feminazis’, como nos llaman, somos quienes la generan.
Esta resistencia es muy expuesta en las redes sociales. ¿Qué opinas de esto?
Es terrible porque en el ámbito de las redes sociales hay mucha impunidad. Nadie sabe quién eres y puedes decir lo que quieras. Yo lo que creo es que hoy por hoy los hombres se sienten muy amenazados porque cada vez hay más mujeres que hablan, y las violencias que cometen ya no son bien recibidas ni encuentran complicidad.
¿De qué maneras sientes que ese sector de la población está bloqueando la lucha contra la violencia de género?
Una de las más comunes es petardear la educación, que empieza por no aceptar el enfoque de género, algo que en otros países no se discute, sino que es parte de la democracia. Otra estrategia es la victimizarse o el plantear que hay una guerra entre hombres y mujeres cuando son ellos quienes lo plantean. Lo que sucede es que hoy en día las mujeres ya podemos disputar el mundo y los espacios de poder, algo que un sector de la población no quiere entender.
Pero el patriarcado también les hace daño a los hombres…
Por supuesto. Debido al patriarcado ellos tienen esta permanente carga de producir. ¿Y qué sucede si un hombre se queda sin trabajo o su mujer gana más que él? Pues que en muchos casos cae en la depresión porque se quiebra esta masculinidad hegemónica que ha construido.
Hay algo que es vital señalar y es que existen diversas modalidades de violencia, muchas de las cuales no se habla…
Por supuesto, por ejemplo, la violencia sexual en la pareja, que recién desde 1993 es delito. Incluso muchas mujeres lo desconocen. Todavía no se logra entender que NO ES NO y que el silencio también es NO. Que el consentimiento es un Sí explícito y que no vale sobreentenderlo.
¿Qué cosas se están haciendo desde Flora Tristán para luchar contra la violencia de género?
Nosotras trabajamos mucho en formar a las autoridades, sobre todo con la PNP. También fortalecemos organizaciones de mujeres; trabajamos con las escuelas, pues es vital empezar por las nuevas generaciones. Además, continuamos trabajando a nivel nacional con comunidades indígenas, mujeres campesinas y también en el ámbito internacional.
A nivel cultural, ¿cómo crees que podemos ayudar a combatir la violencia de género desde el ámbito personal?
A través de la empatía y la educación. Hay que recordar que los hombres no nacen agresores, sino que es algo que van adquiriendo. Por ello, desde la familia, desde las escuelas, desde que son niños y adolescentes es vital que sepan respetar y reconocer la igualdad.