Renunciar a al trabajo al que le dedicaste toda tu vida, no es tarea sencilla. Pero cuando ese difícil paso te permite dar el primero para poder cumplir con uno de tus más grandes sueños, vale la pena.

Eso entendió Marcela Aguayo, una marketera y comunicadora de profesión que durante casi 20 años formó parte de una de las empresas del rubro de cosméticos más importantes de Latinoamérica.

Ella renunció a ese trabajo en el que había escalado hasta un puesto de jefatura, para no renunciar al sueño de tener un negocio propio.

Ahora, junto a su amiga y socia Fiorella, ella lidera una prometedora marca de café de especialidad: Cerella. Conversamos con ella para conocer más de una de las mujeres detrás de esta empresa.

¿Qué sientes que ha cambiado luego de que dejaste el mundo corporativo para ser emprendedora?

Siento libertad, no porque no la tenía en mi trabajo, sino porque hay libertad con tus horarios y porque las decisiones dependen de ti. Pero también hay presión, porque el éxito depende al 100% de cada decisión que tomas, eso implica también tus ingresos. Algo muy distinto al “confort” que sentías la trabajar con un equipo grande, al tener un sueldo y tal.

En tu emprendimiento, no puedes dejar de contestar un mail o una llamada, aunque hay una “libertad” con tus horarios, puede que también tengas que trabajar un sábado o domingo. Entonces, es una constante búsqueda de equilibrio, porque el emprendimiento entra un poco más a tu día a día.

¿Fue difícil dejar el mundo corporativo?

Sí. Pero estoy agradecida por esa experiencia, porque sin esos 20 años en el mundo corporativo no podría sacar adelante mi negocio con conocimientos que me compartieron grandes líderes con los que trabajé y que me guiaron, incluso al momento en el que tomé la decisión de salir de la empresa.

Además, me permitió generar un networking que me ayuda a poder sacar delante a Cerella. Entonces, esa etapa ha sido un complemento o base importante para poder cumplir este sueño.

¿Cómo divides tu mundo emprendedor y tu día a día?

Bueno, es una sola Marcela que ha aprendido a reconocer el momento en el que su familia la necesita y tengo que distribuir mi tiempo. Fiorella, mi socia y amiga, es muy importante porque nos dividimos las funciones para apoyarnos.

Definitivamente no hay perfección en el trabajo, pero sí hay motivación. La motivación es distinta cuando te dedicas a algo propio y que va a ser un legado para ti y tu familia.

¿A qué dedicas tu tiempo cuando no estás con Cerella?

Yo soy una amante del deporte. Me despierto todos los días a las 5 de la mañana para entrenar, lo he venido haciendo desde que trabajaba para una empresa y lo sigo haciendo como emprendedora. Además, dedico espacio a mis amigas, a alistar las cosas del colegio para mi hijo y disfrutar el tiempo con él y mi esposo. Siempre trato de darme tiempo para mí misma.

¿Qué le dirías a las personas que piensan tomar una decisión similar a la tuya?

Que miedo siempre va a haber, porque sales de una zona de confort para empezar de cero. Yo tomé la decisión con muchos meses de anticipación que me permitieron prepararme y planificar todo. El apoyo en la familia también es una decisión importante.