• Piedras en los riñones: ¿Por qué se forman y cómo se tratan?

    Aunque las medidas preventivas varían según el tipo de piedra, existen recomendaciones generales para reducir el riesgo de su formación.


    En el día mundial del riñón, recordamos la importancia de realizarse los chequeos correspondientes a tiempo, a fin de mantener saludables nuestros riñones. (Foto: Shutterstock).
    14 de marzo del 2024
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    Sandi Narciso

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    Dolores intensos en la parte baja de la espalda que persisten, presencia de sangre en la orina y fiebre son algunos de los síntomas característicos de la presencia de piedras en los riñones. Estas pueden tener dimensiones tan diminutas como un grano de arena o alcanzar el tamaño de una alverja, aunque rara vez llegan a ser del tamaño de un limón. El nefrólogo Domingo Chang, de la Clínica Ricardo Palma, ofrece una explicación sobre su origen y los métodos de tratamiento.

    Las piedras en el riñón, también conocidas como cálculos renales, se forman cuando existe un desequilibrio entre las sustancias que componen los cálculos (tales como calcio, oxalato, fósforo, ácido úrico), las sustancias que previenen su formación (potasio, citratos) y la cantidad de líquido que se elimina en la orina, la cual equivale a la cantidad de líquido consumido por la persona. Algunos de estos elementos están influenciados por la dieta (como el consumo de líquidos, oxalatos, potasio), mientras que otros son factores inherentes al funcionamiento del riñón, en ocasiones relacionados con factores hereditarios o familiares.

    Medidas preventivas y cómo se tratan las piedras en los riñones

    Aunque las medidas preventivas varían según el tipo de piedra, existen recomendaciones generales para reducir el riesgo de su formación. Por ejemplo, se sugiere consumir entre 2.5 y 3 litros de agua diariamente, disminuir el consumo de sal y bebidas gaseosas, y aumentar la ingesta de frutas y verduras, especialmente aquellas ricas en vitamina C.

    En cuanto al tratamiento, este varía según cada caso y puede implicar procedimientos quirúrgicos invasivos o la litotricia, una técnica extracorpórea que requiere precisión milimétrica. Desde la perspectiva médica, son escasas las piedras que pueden ser disueltas mediante fármacos debido a su dureza, y aquellas que son susceptibles a esta opción demandan un largo período de tratamiento para alcanzar dicho objetivo.

    Las complicaciones más comunes de los cálculos renales incluyen la presencia de sangre en la orina (hematuria) y el dolor, que puede ser muy intenso. Otras molestias menos frecuentes pero potencialmente graves son la obstrucción de las vías urinarias y las infecciones del tracto urinario. Estas últimas, de no ser tratadas de manera oportuna y adecuada, pueden desencadenar una falla renal permanente en el riñón afectado.

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